La Palma es un territorio que tiene, desde el punto de vista histórico, una evolución determinada, suficiente para la conformación de una identidad regional que le personaliza como un territorio homogéneo, inserto en el espectro nacional, sin renunciar a su particularidad.

A partir de un amplio y pormenorizado estudio, de una investigación científica en profundidad, se ha llegado al conocimiento de la historia de La Palma; estudio que ha servido de base para la confección de esta propuesta de la pipa o cachimba como símbolo de identidad del municipio, como referente inmediato al proceso de rebeldía esclava que caracterizó al territorio durante gran parte del siglo XIX.

Es un hecho irrefutable que el tabaco constituyó, para Consolación del Norte, la causa principal de su desarrollo. Este cultivo presupone un despegue general en todos los órdenes, y el donante que traería el verdadero disparo civilizador a la región. Esto hizo posible que los negros cimarrones palmeros, conjuntamente con los que vinieron desde las zonas aledañas de Bahía Honda, San Cristóbal y Los Palacios, y que encontraron refugio en las cuevas de nuestras montañas, desarrollaran el milenario hábito de fumar en pipas o cachimbas, las cuales han sido encontradas en cuatro de los catorce sitios o asentamientos de cimarrones en la localidad.   

Una pipa o cachimba es un objeto utilizado para fumar. Consiste típicamente  en una pequeña cámara para la combustión y un tubo que termina en  boquilla; puede tener varias formas y  tamaños y  se fabrica con una gran variedad  de materiales; pero sugerimos que la réplica de nuestra propuesta deberá ser construida a partir de la técnica de cocción del barro,  arcilla o caolín, buscando una similitud a las encontradas en la localidad.

La composición general da un resumen,  expresado mediante símbolos, de la historia, la evolución  y la identidad  del territorio, y de su sentido de pertenencia local, todo concebido a partir de lograr el equilibrio plástico y estético, asumiendo una conceptualización formal,  que no entorpece su aspecto funcional  o simbólico.